Y te vi pasar de prisa
arrebujada en tu abrigo.
Era una tarde de invierno.
Era una tarde de frío.
Y los recuerdos, de pronto,
en el pecho me nacieron.
Y escuché tu voz nombrarme
dulce, muy dulce, de nuevo.
Y me perdí en aquel tiempo
donde se vive soñando.
Donde la vida, es tan sólo,
pétalos blancos de nardos.
Y corrió tu fresca risa
por un instante en el viento.
Y otra vez latió con fuerza
mi corazón casi muerto.
…Y te vi pasar de prisa
arrebujada en tu abrigo.
Era una tarde de invierno.
Era una tarde de frío.
domingo, 2 de noviembre de 2008
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