Es una tarde de viento.
De viento que cala y quema.
Enloquecidas las hojas
corren por ambas veredas.
Es una tarde de viento.
Oscura, apagada y fría.
Todo parece tan triste,
que llama a melancolía.
Y para peor, las campanas,
de alguna iglesia vecina,
que sin querer, en esta tarde,
su voz de bronca lastima…
Es una tarde de viento.
De viento que cala y quema…
Pero yo, sigo esperando
en esta esquina, que vengas.
domingo, 2 de noviembre de 2008
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