Todas las tardes, mi niño amigo,
viene a buscarme para jugar,
es el momento que más espero
porque de todo me hace olvidar.
Él siempre manda –porque es el jefe-
si quiere en brazos o caminar,
o simplemente quedarse en casa
para mil cosas desparramar.
Risas y gritos… también un llanto…
mi niño amigo se hace notar,
cómo me gusta cuando enojado
levanta un puño para pegar…
Todas las tardes, mi niño amigo,
viene a buscarme para jugar…
¡Oh… Dios… qué pasa que tarda tanto
este chicuelo para llegar…!
domingo, 2 de noviembre de 2008
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