Hace un mes que he comprado un amuleto
para ver si me ayuda en la porfía
de poder fabricar esa poesía
que la llaman de nombre así: Soneto.
Pero el tiempo transcurre y sigo quieto.
Y mi anhelo se vuelve fantasía.
Y hasta pienso, lo bueno que sería,
desistir y escaparme de este aprieto.
Ya no sé ni siquiera lo que digo.
Porque nunca hay que darse por vencido.
Ni sentirse abatido aún perdido.
Seguiré con mi empeño hacia delante.
Y prometo ser fuerte, leal, constante…
Aunque no halle el soneto que persigo.
domingo, 2 de noviembre de 2008
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